El estilo de vida que adoptamos repercute en nuestra salud. Un estilo de vida saludable contribuye a lograr o mantener un estado de buena salud, comprende hábitos como una alimentación adecuada y saludable, ejercicio físico, actividades de ocio y de socialización, el mantenimiento de la autoestima alta, entre otros.
Un estilo de vida no saludable es aquel que
perjudica la salud y aumenta el riesgo de padecer enfermedades. Comprende
hábitos como el consumo de sustancias tóxicas (alcohol,
tabaco, otras drogas), la mala
alimentación, la falta de ejercicio físico, el sedentarismo, y otros.
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